El pensamiento de la gente cada vez es menos entendible. Ayer rogaban por la desaparición del gobierno menemista y hoy imploran encontrar el cambio con Mauricio Macri. Así pasó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el mismo lugar donde hace unos años los cacerolazos estaban de moda e intentaban bajar al gobierno que se manejaba con personajes como Fernando De La Rua y Domingo Cavallo.
Las campañas cada vez son más importantes. Es que el pueblo elige a partir de lo que ve en el presente, borra de su memoria todo acontecimiento pasado y se deja llevar por las imágenes televisivas que PROmeten un cambio. Es triste.
Pero no deben resignarse. La política se construye de a poco. Nada surge sin antes tener una base. La gente no se debe dejar llevar por las propagandas, ni tampoco no tener la suficiente consciencia ciudadana como para informarse de los candidatos que no poseen los medios necesarios para figurar continuamente. La nación es el pueblo, y para que este pueda reclamar un país mejor primero debe haber compromiso. Si están buscando un cambio no lo hagan con los ojos cerrados, sólo es ciego el que no quiere ver.
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